El apego a las cosas materiales puede convertirse en un problema serio a la hora de gestionar el orden de un hogar. De hecho, la acumulación llevada al extremo deja de ser una peculiaridad y transmuta en un trastorno compulsivo.

¿Por qué algunas personas tienen la imperiosa necesidad de guardar prendas y objetos que alguna vez tuvieron un propósito pero que ya no lo tienen?

En diálogo con Laura Di Marco, la organizadora profesional Brenda Haines evaluó que la culpa, la lástima y la pena juegan un papel fundamental a la hora de acumular cosas.

“Ponemos todos esos sentimientos en un objeto que quizás no tiene absolutamente nada que ver con nosotros. Son cuestiones nuestras. No poder desprendernos de las cosas asociado a no poder dejar pasar el tiempo. A que nos cuesta crecer y ver que nuestra vida cambió. Lo que era quizás hoy ya no es. Nos cuesta cambiar y dejar el pasado atrás”, enfatizó Haines en Radio Mitre.

Según la especialista, para evitar la acumulación excesiva de bienes obsoletos, la casa debe ordenarse y organizarse todos los días y “no es algo que uno lo hace una vez cada tanto”.

“A las cosas hay que asignarles un lugar y que siempre vuelvan a esa mismo lugar. Cuando las cosas no tienen un lugar asignado, uno las guarda en el primer lugar que encuentra, donde queda un hueco vacío. “Si no encontrás nada cuando ordenas, es porque no ordenaste nada”, indicó la gurú del orden.

Desde su punto de vista, el orden es casi una rama de la filosofía, “una manera de vivir” que consiste en organizar los espacios con el objetivo de transitar una vida más plena.

“Nos da mucha seguridad vivir en un espacio ordenado y organizado. Saber que cuando vamos a buscar algo, va a estar ahí donde creemos que va a estar. No tenemos que perder tiempo buscando nada ni volviéndolo a comprar porque no lo encontramos”, razonó Brenda Haines.

Bajo su perspectiva, una casa ordenada, limpia y organizada “nos genera mucha paz, seguridad, tranquilidad y ganas de estar allí”.

Tips de Brenda Haines para mantener el hogar en orden.

Darle salida a las cosas que no se utilizan: “Sacar todo aquello que no usamos y que no nos representa hoy. Acumulando y guardando es una manera de aferrarnos a no querer que pase el tiempo”.

Ponerse plazos: “Si hay ropa que tenemos guardada hace años porque esperamos volver a tener el cuerpo de los 20, hay que dejarlo pasar. Se deja un tiempo. Si pasan dos años y la prenda sigue ahí, es hora de eliminarlo”.

El placard primero: “Tenemos que empezar siempre por organizar nuestro propio placard. Todos los días nos tenemos que vestir y es lindo encontrarlo ordenado y organizado para poder vestirnos como queremos y no con lo que encontramos. A partir de ahí, continuamos con el resto de los espacios de la casa”.

Una cama tendida armoniza el cuarto: “Hacer la cama de alguna forma ordena la habitación. Es importante hacerla todos los días porque nos genera una cuestión de orden. Al tenderla, no nos queda otra que sacar las cosas que están sobre ella. Es muy importante para arrancar el día”.

Empezar y terminar: “Cuando empezamos a ordenar algo, terminarlo. No empezar a ordenar un cajón y dejarlo por la mitad para ir por otra cosa y así sucesivamente. Al final, no ordenamos nada cuando hacemos eso”.

No son pocas las ocasiones en las que se vuelve aplicable esa vieja máxima instalada en el refranero popular: las apariencias engañan.

Incluso, existen especialistas que dedican su tiempo a desentrañar esas incompatibilidades que a simple vista no se aprecian.

Uno de ellos es el doctor en Ciencias de la Comunicación y experto en el estudio de la comunicación no verbal Sergio Rulicki.

En Radio Mitre, Rulicki adaptó su teoría y conocimiento académico a intentar retratar las personalidades narcisistas, egocéntricas o megalómanas.

“Si hablamos del ego como egocentrismo, egotismo, adoración por si mismo y megalomanía incluso, todo eso está asociado al trastorno narcista y a la sociopatía. Algunas personas pueden llegar a un grado de soberbia y desconexión con la realidad absoluta”, señaló.

En esa línea, el entrevistado caracterizó al sociópata como una persona a la que “no le alcanza con ser un arrogante o un soberbio sino que se entra en la categoría arrogancia nivel Dios”.

“Es un trastorno de que una persona pueda llegar a creerse compartiendo los atributos de la divinidad. Puede estar oculto detrás de una persona aparentemente feliz”, apuntó Sergio Rulicki.

Asimismo, el licenciado en Ciencias Antropológicas aventuró que el sociópata “es capaz de llegar de manera integrada a algún lugar alto en la sociedad y, desde ese lugar elevado, es capaz de hacer cosas que causa muchísimo daño a cientos de miles de personas”.

Ya sea ocupar un alto cargo en una empresa privada o presidir un país, la sociopatía atraviesa los mas altos escalafones del poder.

“Es una cultura y una tradición muy antigua. Tiene raíces biológicas ya que las especies de primates somos muy jerarquizadas. Cuando pasamos de ser sociedades paleolíticas, cazadoras, recolectoras y nómadas a sociedades sedentarias, agrícolas y ganaderas, las personas con mayor capacidad para correrse del lugar de la comunidad fueron aquellas que tuvieron mayor capacidad de encaramarse en el poder. Eso no ha cambiado en 10.000 años”, explicó Rulicki.

A modo de cierre, el académico indicó los gestos que delatan una personalidad narcisista son, por ejemplo, “las sonrisas asimétricas, de costado o burlonas sumadas a una mirada extrovertida, fría, con brillo y fija hacia un lugar que uno no sabe cuál es”.

El cambio de milenio alumbró la existencia y descripción médica de una peculiar condición cardíaca: el síndrome del corazón roto.

Pese al manto de coloquialismo sentimental que recubre su nominación, la miocardiopatía provoca síntomas similares a los de un infarto y debe tratarse de forma inmediata.

En diálogo con Laura Di Marco, el cardiólogo Daniel López Rosetti dio detalles acerca del comportamiento de la enfermedad a nivel micro.

“Dentro de las arterias, hay un celofán transparente muy finito que se llama endotelio. Allí se produce la aterosclerosis, ese empedrado de acumulación de colesterol, calcio y distintas sustancias. En un momento, se puede tapar”, ilustró en Radio Mitre.

Apelando a una analogía utilizada en la rama de la medicina enfocada en el manejo del estrés, López Rosetti señaló que “los endotelios vasculares de las arterias coronarias del corazón es donde el sufrimiento se hace carne”.

“Es una interfase molecular, un lugar donde el dolor pasa a la carne tapando las arterias. A partir de ello, se describe el síndrome del corazón roto“, afirmó.

Entre las causas que desencadenan el también denominado disfunción apical transitoria, el médico colocó en el podio al “dolor emocional que no es únicamente romántico”.

“El cerebro en sus vías nerviosas internas y en sus áreas de representación de las vivencias que tenemos, no distingue entre un dolor físico y uno emocional. Un maltrato emocional es igual a un cachetazo para el cerebro”, expresó Daniel López Rosetti.

La cardiopatía interpreta el dolor emocional como un síntoma cardíaco que simula un infarto agudo de miocardio en términos sintomatológicos y de estudios médicos.

“Presenta un electrocardiograma de infarto y una ecografía de infarto. Pero cuando se hace la corionografía, para ver cómo están las arterias, se ven sanas. Por un mecanismo muy complejo, el corazón sufrió igual que como si se le hubieran tapado las arterias y simula el infarto”, aseguró el doctor.

Según López Rosetti, el síndrome del corazón roto presenta entre un 3% y un 7% de mortalidad si no tiene tratamiento adecuado.

El dato curioso que rodea a la afección cardíaca es que más del 90% son mujeres que han tenido dolor amoroso o emocional en las semanas o meses al ingreso de la guardia médica.

“El corazón de la mujer en esta patología es más sensible que en el del hombre. No son iguales. El de la mujer trabaja distinto. Desde 2007 para acá, la primera causa de muerte en la mujer son las cardiológicas en la Argentina. Hay muchos aspectos distintos del corazón, del comportamiento de la enfermedad y la patología en la mujer que en el hombre”, añadió el especialista en estrés.

Una vez que se establece que las arterias están sanas, el tratamiento se enfoca en disminuir la capacidad de arritmias, el mantenimiento de la presión arterial y la facilitación de la circulación sanguínea. La inmensa mayoría de los casos evoluciona favorablemente.

Por último, Daniel López Rosetti subrayó la importancia de compartir los conflictos emocionales con los círculos íntimos ya que “está completamente comprobable que juega a favor en la evolución de cualquier enfermedad”.

“La extroversión de la emocionalidad juega a favor porque se procesa. Las emociones no se controlan, se procesan. Cuando se reprimen, juegan en contra. Cuando una persona vive una emocionalidad negativa intensa, al hacerle análisis de sangre se elevan sustancias que se llaman proinflamatorias. Coloquialmente, hacerse mala sangre”, concluyó el autor.