Los Cuadernos de Laura
Felicidad, éxito económico y bienestar interior: ¿el dinero nos hace felices?
El psiquiatra Norberto Abdala reflexionó acerca del nexo entre felicidad y dinero, y compartió algunas sugerencias para transitar una vida plena.
La vinculación entre dinero y felicidad representa un tema de debate constante que viene siendo estudiado por psicólogos y economistas de todo el mundo.
¿Existe una conexión directa entre el éxito económico y el bienestar interior? Sobre esa difícil incógnita giró el último programa de Los Cuadernos de Laura.
“La respuesta genérica es si, si uno entiende por felicidad a un estado de ánimo perdurable de quien se siente pleno por gozar de lo que tiene, desea o consigue”, afirmó el psiquiatra Norberto Abdala en Radio Mitre.
Según el especialista, la felicidad está asociada “a un determinado nivel con el dinero en base al valor simbólico que se le asigna al dinero y no es solo la plata per se sino todo lo que se supone o fantasea que puede conseguirse con ella”.
“Los estudios en general muestran que las personas que tienen menos ingresos de un determinado nivel la pasan muy mal. No solo por razones materiales sino por motivos psicológicos. La pobreza debe ser considerada un problema psicológico”, indicó Abdala.
Bajo su punto de vista, los comedores, los planes sociales y la ayuda del Estado “son necesarios para que la persona sobreviva físicamente, pero, en el plano psicológico, el daño que eso produce es fenomenal”.
En ese sentido, el magíster en Psisoneuroendocrinología remarcó que entre las personas que sufren de desocupación crónica y pobreza “la vergüenza es uno de los sentimientos que aflora con mayor frecuencia”.
“La persona se siente degradada y con una autoestima muy pobre. Aunque las causas de la pobreza puedan diferir, la humillación es una constante. En general, las políticas de ayuda económica a estas poblaciones no toman en cuenta el factor psicológico. Se trata de resolver la consecuencia pero no se apunta tanto a resolver las causas que la generan”, expresó.
A su vez, Norberto Abdala argumentó que diversos estudios “demuestran que las personas felices tienen mayor capacidad de generar recursos económicos”.
Por el contrario, el entrevistado sostuvo que “una persona que está sumida en una situación carencial importante no tiene el espíritu o el estado de ánimo suficiente como para modificar” esa coyuntura.
Durante otro pasaje de la charla, Abdala apuntó que el dinero también puede actuar “como un antidepresivo, como algo que calma una sensación de desvalorización personal donde la riqueza es un escudo”.
“Cuando eso empieza a tambalear, queda a la vista la debilidad de la estructura psicológica de esa persona y termina colapsando”, aseguró.
En otro orden temático, el experto advirtió que quienes heredan una cantidad importante de dinero no sienten el mismo nivel de plenitud que aquellos que lo ganaron por sus propios medios.
“No proporciona la misma felicidad. Terminan despilfarrando el dinero porque no fue la persona quien lo hizo. No tiene mérito propio. Le llena la billetera pero no su estructura mental. Son pobres ricos. La paradoja es que el dinero no sirve para comprar todo”, subrayó.
De esta manera, Abdala argumentó que la plata “tiene una representación psicológica física” y lo graficó con un ejemplo: “Si compro un auto, puedo decir cuántos meses de trabajo me lleva comprarlo”.
“El dinero está asociado al tiempo. No son solo cuestiones numéricas sino que presenta una serie de facetas que tienen que ver con el simbolismo, el significado y la valoración que cada uno le da”, acotó.
Por otro lado, el articulista de Clarín manifestó que la felicidad “puede ir detrás de espejismos cuando uno no sabe cómo ser feliz y pone en el dinero o en el estatus la fantasía de que con eso va a ser feliz”.
“Cuando llega a tenerlo y comprueba que no es lo que le daba felicidad, le falla el GPS y entran en un colapso que a veces lleva a la depresión, la adicción o la locura”, observó.
A modo de cierre, Norberto Abdala compartió algunas sugerencias para intentar llevar una vida plena: “Es muy importante conocerse y tener un criterio propio de las necesidades y saber reconocer aquello que lo tranquiliza. No es importante el auto, ni la marca de ropa, ni la cuenta bancaria. Es una cuestión de coherencia de uno mismo. La felicidad siempre tiene que ver con un vínculo de dar algo a alguien”.
“Escribí este libro, que salió un publicado en un año electoral, porque sentía que podía ser un aporte. Me di cuenta de que tenía la posibilidad de contar historias, empoderar a otras mujeres y entendí que empezaba a ser un puente”, Laura Di Marco.
Los Cuadernos de Laura
5 formas de organizar la casa y evitar la acumulación de objetos
La organizadora profesional Brenda Haines explicó por qué las personas acumulan ropa y objetos que ya no usan y compartió algunos consejos para tener la casa en orden y aprovechar mejor los espacios.
El apego a las cosas materiales puede convertirse en un problema serio a la hora de gestionar el orden de un hogar. De hecho, la acumulación llevada al extremo deja de ser una peculiaridad y transmuta en un trastorno compulsivo.
¿Por qué algunas personas tienen la imperiosa necesidad de guardar prendas y objetos que alguna vez tuvieron un propósito pero que ya no lo tienen?
En diálogo con Laura Di Marco, la organizadora profesional Brenda Haines evaluó que la culpa, la lástima y la pena juegan un papel fundamental a la hora de acumular cosas.
“Ponemos todos esos sentimientos en un objeto que quizás no tiene absolutamente nada que ver con nosotros. Son cuestiones nuestras. No poder desprendernos de las cosas asociado a no poder dejar pasar el tiempo. A que nos cuesta crecer y ver que nuestra vida cambió. Lo que era quizás hoy ya no es. Nos cuesta cambiar y dejar el pasado atrás”, enfatizó Haines en Radio Mitre.
Según la especialista, para evitar la acumulación excesiva de bienes obsoletos, la casa debe ordenarse y organizarse todos los días y “no es algo que uno lo hace una vez cada tanto”.
“A las cosas hay que asignarles un lugar y que siempre vuelvan a esa mismo lugar. Cuando las cosas no tienen un lugar asignado, uno las guarda en el primer lugar que encuentra, donde queda un hueco vacío. “Si no encontrás nada cuando ordenas, es porque no ordenaste nada”, indicó la gurú del orden.
Desde su punto de vista, el orden es casi una rama de la filosofía, “una manera de vivir” que consiste en organizar los espacios con el objetivo de transitar una vida más plena.
“Nos da mucha seguridad vivir en un espacio ordenado y organizado. Saber que cuando vamos a buscar algo, va a estar ahí donde creemos que va a estar. No tenemos que perder tiempo buscando nada ni volviéndolo a comprar porque no lo encontramos”, razonó Brenda Haines.
Bajo su perspectiva, una casa ordenada, limpia y organizada “nos genera mucha paz, seguridad, tranquilidad y ganas de estar allí”.
Tips de Brenda Haines para mantener el hogar en orden.
Darle salida a las cosas que no se utilizan: “Sacar todo aquello que no usamos y que no nos representa hoy. Acumulando y guardando es una manera de aferrarnos a no querer que pase el tiempo”.
Ponerse plazos: “Si hay ropa que tenemos guardada hace años porque esperamos volver a tener el cuerpo de los 20, hay que dejarlo pasar. Se deja un tiempo. Si pasan dos años y la prenda sigue ahí, es hora de eliminarlo”.
El placard primero: “Tenemos que empezar siempre por organizar nuestro propio placard. Todos los días nos tenemos que vestir y es lindo encontrarlo ordenado y organizado para poder vestirnos como queremos y no con lo que encontramos. A partir de ahí, continuamos con el resto de los espacios de la casa”.
Una cama tendida armoniza el cuarto: “Hacer la cama de alguna forma ordena la habitación. Es importante hacerla todos los días porque nos genera una cuestión de orden. Al tenderla, no nos queda otra que sacar las cosas que están sobre ella. Es muy importante para arrancar el día”.
Empezar y terminar: “Cuando empezamos a ordenar algo, terminarlo. No empezar a ordenar un cajón y dejarlo por la mitad para ir por otra cosa y así sucesivamente. Al final, no ordenamos nada cuando hacemos eso”.
Los Cuadernos de Laura
Sociopatía y poder: cómo reconocer a un sociópata en un puesto de autoridad
El doctor en Ciencias de la Comunicación Sergio Rulicki explicó cuáles son los rasgos psíquicos y físicos que hacen a un sociópata y por qué muchas veces forman parte de las esferas más altas del poder.
No son pocas las ocasiones en las que se vuelve aplicable esa vieja máxima instalada en el refranero popular: las apariencias engañan.
Incluso, existen especialistas que dedican su tiempo a desentrañar esas incompatibilidades que a simple vista no se aprecian.
Uno de ellos es el doctor en Ciencias de la Comunicación y experto en el estudio de la comunicación no verbal Sergio Rulicki.
En Radio Mitre, Rulicki adaptó su teoría y conocimiento académico a intentar retratar las personalidades narcisistas, egocéntricas o megalómanas.
“Si hablamos del ego como egocentrismo, egotismo, adoración por si mismo y megalomanía incluso, todo eso está asociado al trastorno narcista y a la sociopatía. Algunas personas pueden llegar a un grado de soberbia y desconexión con la realidad absoluta”, señaló.
En esa línea, el entrevistado caracterizó al sociópata como una persona a la que “no le alcanza con ser un arrogante o un soberbio sino que se entra en la categoría arrogancia nivel Dios”.
“Es un trastorno de que una persona pueda llegar a creerse compartiendo los atributos de la divinidad. Puede estar oculto detrás de una persona aparentemente feliz”, apuntó Sergio Rulicki.
Asimismo, el licenciado en Ciencias Antropológicas aventuró que el sociópata “es capaz de llegar de manera integrada a algún lugar alto en la sociedad y, desde ese lugar elevado, es capaz de hacer cosas que causa muchísimo daño a cientos de miles de personas”.
Ya sea ocupar un alto cargo en una empresa privada o presidir un país, la sociopatía atraviesa los mas altos escalafones del poder.
“Es una cultura y una tradición muy antigua. Tiene raíces biológicas ya que las especies de primates somos muy jerarquizadas. Cuando pasamos de ser sociedades paleolíticas, cazadoras, recolectoras y nómadas a sociedades sedentarias, agrícolas y ganaderas, las personas con mayor capacidad para correrse del lugar de la comunidad fueron aquellas que tuvieron mayor capacidad de encaramarse en el poder. Eso no ha cambiado en 10.000 años”, explicó Rulicki.
A modo de cierre, el académico indicó los gestos que delatan una personalidad narcisista son, por ejemplo, “las sonrisas asimétricas, de costado o burlonas sumadas a una mirada extrovertida, fría, con brillo y fija hacia un lugar que uno no sabe cuál es”.
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