Los Cuadernos de Laura
Pandemia de obesidad: “Estamos comiendo más de lo que históricamente comió el humano”
El doctor en Química e investigador del CONICET Marcelo Rubinstein habló de los cambios culturales y sociales en los patrones alimenticios y explicó por qué cada vez existen más personas que presentan sobrepeso u obesidad.
La última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo conducida por el Ministerio de Salud de la Nación arrojó que seis de cada diez argentinos adultos presentan sobrepeso u obesidad.
Las alarmantes cifras de nuestro país se inscriben en un marco de preocupación global en términos de las modificaciones de los patrones alimenticios que fueron sucediendo en todo el mundo.
En diálogo con Laura Di Marco, el doctor en Química Marcelo Rubinstein señaló que “estamos comiendo más de lo que históricamente comió el ser humano y lo que comen los animales en la naturaleza”.
“En la segunda mitad del siglo XX y en lo que va de este, se ha transformado completamente el patrón alimentario de las personas y lo que era un bien escaso -el alimento- pasó a ser un bien sobreabundante debido a que fue bajando el costo a nivel energético para conseguir alimentos”, ilustró el experto en Radio Mitre.
A su vez, Rubinstein explicó que, como seres biológicos, detentamos “una genética ancestral marcada por procesos evolutivos muy extensos en el tiempo”.
“Nuestro sistema es capaz de acumular energía en exceso en forma de grasa. Es un bien adaptativo que le permitió al humano pasar por grandes períodos de hambruna. Ahora se nos vuelve en contra porque el alimento sobreabunda y la disponibilidad es permanente y constante”, afirmó.
En ese sentido, el investigador superior del CONICET determinó que, con el mismo esquema genético, “tenemos que lidiar con esa situación en la que hay un exceso de comida, que ha pasado a ser parte de nuestra vida en muchísimas otras actividades y se ha incorporado a patrones culturales propios del ser humano moderno”.
De hecho, los cambios culturales, sociales y nutricionales invirtieron la proporción de personas obesas y desnutridas a nivel mundial. A partir de 2012, la Organización Mundial de la Salud (OMS) modificó el punto de vista numérico y decretó pandemia al sobrepeso y la obesidad, pese a que la desnutrición sigue siendo un grave problema para las autoridades mundiales.
“En la década del 70, los obesos se encontraban en Estados Unidos pero después se empezaron a ver también en países como el Reino Unido y Alemania. Es decir, comenzó a ser un fenómeno de sociedades más opulentas, económicamente hablando. Ese proceso se trasvasó rápidamente a los países en vías de desarrollo. Dentro de cada país, atravesó a todas los estratos sociales y se instaló fundamentalmente en las clases más pobres”, puntualizó Marcelo Rubinstein.
Siguiendo esa línea argumental, el especialista reveló que “hoy se ve una pirámide nutricional o demográfica en donde los porcentajes de obesidad y de sobrepeso son mayores en los conglomerados urbanos pobres”.
Al ser consultado sobre los motivos que explican el crecimiento del exceso de peso en los sectores de menores recursos, Rubinstein sostuvo que es producto de una dieta “que transmutó de alimentos más naturales con procesamiento mínimo a otros ultraprocesados que tienen más harinas y azúcares agregados”.
“Toda una carga de aditivos que los hacen atractivos desde el gusto y que aumentan la durabilidad de esos comestibles. Las bebidas azucaradas son uno de los mayores contribuyentes de porqué tenemos tanta obesidad en nuestros países y especialmente en los sectores más humildes”, graficó.
Respecto a las complicaciones de salud que acarrean la obesidad y el sobrepeso, el investigador enfatizó que “cuando el tejido adiposo es excesivo y crónico, aparecen enfermedades que minan la salud lentamente ya que se produce un fenómeno inflamatorio crónico”.
Por último, Marcelo Rubinstein opinó que las sociedades han “terciarizado la decisión sobre lo que comemos en las ofertas del mercado de consumo”.
Bajo su perspectiva, los ciudadanos “nos vemos atraídos por publicidades, tendencias y aspectos de productos que están en las góndolas de los supermercados y que son muy llamativos” pero que, en muchos casos, distan de aportar valor nutricional.
“Escribí este libro, que salió un publicado en un año electoral, porque sentía que podía ser un aporte. Me di cuenta de que tenía la posibilidad de contar historias, empoderar a otras mujeres y entendí que empezaba a ser un puente”, Laura Di Marco.
Los Cuadernos de Laura
5 formas de organizar la casa y evitar la acumulación de objetos
La organizadora profesional Brenda Haines explicó por qué las personas acumulan ropa y objetos que ya no usan y compartió algunos consejos para tener la casa en orden y aprovechar mejor los espacios.
El apego a las cosas materiales puede convertirse en un problema serio a la hora de gestionar el orden de un hogar. De hecho, la acumulación llevada al extremo deja de ser una peculiaridad y transmuta en un trastorno compulsivo.
¿Por qué algunas personas tienen la imperiosa necesidad de guardar prendas y objetos que alguna vez tuvieron un propósito pero que ya no lo tienen?
En diálogo con Laura Di Marco, la organizadora profesional Brenda Haines evaluó que la culpa, la lástima y la pena juegan un papel fundamental a la hora de acumular cosas.
“Ponemos todos esos sentimientos en un objeto que quizás no tiene absolutamente nada que ver con nosotros. Son cuestiones nuestras. No poder desprendernos de las cosas asociado a no poder dejar pasar el tiempo. A que nos cuesta crecer y ver que nuestra vida cambió. Lo que era quizás hoy ya no es. Nos cuesta cambiar y dejar el pasado atrás”, enfatizó Haines en Radio Mitre.
Según la especialista, para evitar la acumulación excesiva de bienes obsoletos, la casa debe ordenarse y organizarse todos los días y “no es algo que uno lo hace una vez cada tanto”.
“A las cosas hay que asignarles un lugar y que siempre vuelvan a esa mismo lugar. Cuando las cosas no tienen un lugar asignado, uno las guarda en el primer lugar que encuentra, donde queda un hueco vacío. “Si no encontrás nada cuando ordenas, es porque no ordenaste nada”, indicó la gurú del orden.
Desde su punto de vista, el orden es casi una rama de la filosofía, “una manera de vivir” que consiste en organizar los espacios con el objetivo de transitar una vida más plena.
“Nos da mucha seguridad vivir en un espacio ordenado y organizado. Saber que cuando vamos a buscar algo, va a estar ahí donde creemos que va a estar. No tenemos que perder tiempo buscando nada ni volviéndolo a comprar porque no lo encontramos”, razonó Brenda Haines.
Bajo su perspectiva, una casa ordenada, limpia y organizada “nos genera mucha paz, seguridad, tranquilidad y ganas de estar allí”.
Tips de Brenda Haines para mantener el hogar en orden.
Darle salida a las cosas que no se utilizan: “Sacar todo aquello que no usamos y que no nos representa hoy. Acumulando y guardando es una manera de aferrarnos a no querer que pase el tiempo”.
Ponerse plazos: “Si hay ropa que tenemos guardada hace años porque esperamos volver a tener el cuerpo de los 20, hay que dejarlo pasar. Se deja un tiempo. Si pasan dos años y la prenda sigue ahí, es hora de eliminarlo”.
El placard primero: “Tenemos que empezar siempre por organizar nuestro propio placard. Todos los días nos tenemos que vestir y es lindo encontrarlo ordenado y organizado para poder vestirnos como queremos y no con lo que encontramos. A partir de ahí, continuamos con el resto de los espacios de la casa”.
Una cama tendida armoniza el cuarto: “Hacer la cama de alguna forma ordena la habitación. Es importante hacerla todos los días porque nos genera una cuestión de orden. Al tenderla, no nos queda otra que sacar las cosas que están sobre ella. Es muy importante para arrancar el día”.
Empezar y terminar: “Cuando empezamos a ordenar algo, terminarlo. No empezar a ordenar un cajón y dejarlo por la mitad para ir por otra cosa y así sucesivamente. Al final, no ordenamos nada cuando hacemos eso”.
Los Cuadernos de Laura
Sociopatía y poder: cómo reconocer a un sociópata en un puesto de autoridad
El doctor en Ciencias de la Comunicación Sergio Rulicki explicó cuáles son los rasgos psíquicos y físicos que hacen a un sociópata y por qué muchas veces forman parte de las esferas más altas del poder.
No son pocas las ocasiones en las que se vuelve aplicable esa vieja máxima instalada en el refranero popular: las apariencias engañan.
Incluso, existen especialistas que dedican su tiempo a desentrañar esas incompatibilidades que a simple vista no se aprecian.
Uno de ellos es el doctor en Ciencias de la Comunicación y experto en el estudio de la comunicación no verbal Sergio Rulicki.
En Radio Mitre, Rulicki adaptó su teoría y conocimiento académico a intentar retratar las personalidades narcisistas, egocéntricas o megalómanas.
“Si hablamos del ego como egocentrismo, egotismo, adoración por si mismo y megalomanía incluso, todo eso está asociado al trastorno narcista y a la sociopatía. Algunas personas pueden llegar a un grado de soberbia y desconexión con la realidad absoluta”, señaló.
En esa línea, el entrevistado caracterizó al sociópata como una persona a la que “no le alcanza con ser un arrogante o un soberbio sino que se entra en la categoría arrogancia nivel Dios”.
“Es un trastorno de que una persona pueda llegar a creerse compartiendo los atributos de la divinidad. Puede estar oculto detrás de una persona aparentemente feliz”, apuntó Sergio Rulicki.
Asimismo, el licenciado en Ciencias Antropológicas aventuró que el sociópata “es capaz de llegar de manera integrada a algún lugar alto en la sociedad y, desde ese lugar elevado, es capaz de hacer cosas que causa muchísimo daño a cientos de miles de personas”.
Ya sea ocupar un alto cargo en una empresa privada o presidir un país, la sociopatía atraviesa los mas altos escalafones del poder.
“Es una cultura y una tradición muy antigua. Tiene raíces biológicas ya que las especies de primates somos muy jerarquizadas. Cuando pasamos de ser sociedades paleolíticas, cazadoras, recolectoras y nómadas a sociedades sedentarias, agrícolas y ganaderas, las personas con mayor capacidad para correrse del lugar de la comunidad fueron aquellas que tuvieron mayor capacidad de encaramarse en el poder. Eso no ha cambiado en 10.000 años”, explicó Rulicki.
A modo de cierre, el académico indicó los gestos que delatan una personalidad narcisista son, por ejemplo, “las sonrisas asimétricas, de costado o burlonas sumadas a una mirada extrovertida, fría, con brillo y fija hacia un lugar que uno no sabe cuál es”.
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