El lado b del poder
El duelo invisible entre Esteban y Máximo K.
La columna de Laura Di Marco contrasta las diferencias entre las cosmovisiones políticas antitéticas que movilizan al ex senador de Juntos por el Cambio Esteban Bullrich y al jefe del bloque oficialista en Diputados Máximo Kirchner.
Por Laura Di Marco *
No podríamos imaginar figuras más distantes que Máximo Kirchner y Esteban Bullrich, salvo por un punto en común: ambos fueron protagonistas, aunque por razones opuestas, de la escena mediática en un final de año atravesado por la memoria colectiva del abismo, a 20 años de 2001.
Si Esteban encarna la resiliencia, nos muestra descarnadamente la finitud y le pone alma a la política, Máximo expresa la otra cara de la moneda: ojos en la nuca, sueños megalómanos de eternidad y el ejercicio de una forma tóxica de poder. Un duelo sutil entre dos polaridades: servidores públicos versus mercaderes de la política.
Si Esteban dice: “Estamos de paso”, Máximo retruca, subliminalmente: “Nos quedamos para siempre”. Uno habla de humildad; el otro nació en una familia que siempre ha confundido humildad con humillación y por eso se agazapa detrás de la soberbia.
Si se sienta a una mesa de negociación con adversarios, uno piensa qué dejar, cómo contribuir. Al otro le enseñaron que lo importante es derrotar al enemigo y quedarse con todo.
Los gritos del hijo de Cristina no hacen más que reforzar su debilidad. De las palabras escritas por Esteban, que ahora solo puede expresarse a través de un software, emana una potencia que toca los corazones.
“La Ela me ha enseñado a aceptar la realidad”, puntualizó Bullrich, a través de un hondo discurso ante sus pares, para explicar la renuncia a su banca en el Senado. Desde la otra calle, los Kirchner han hecho de la negación de la realidad una forma de hacer política.
* Lee la columna completa de Laura Di Marco en La Nación.
El lado b del poder
Radiografía del odio K
Nadie fue más generador de odio que el kirchnerismo. El movimiento populista liderado por el matrimonio K reflotó la palabra enemigo, propia del dictador Jorge Videla, o “gorila”, para denominar a quienes no piensan como ellos.
A raíz del intento de magnicidio a la vicepresidenta Cristina Kirchner se habló mucho de los discursos de odio. Sin embargo, nadie fue más generador de odio que el kirchnerismo.
El movimiento populista liderado por el matrimonio K reflotó la palabra “enemigo“, propia del dictador Jorge Videla, o “gorila”, para denominar a quienes no piensan como ellos.
Salvo sectores marginales, el atentado contra CFK fue repudiado en forma unánime, como corresponde en una democracia. Es inadmisible, entonces, que el kirchnerismo y sectores del propio Estado salgan a culpar, irresponsablemente, al periodismo por semejante hecho. Un periodismo al que, desde Santa Cruz, siempre intentaron destruir, como hacen todos los autoritarismos.
Adepa (Asociación Argentina de Entidades periodísticas) sacó un comunicado: “No contribuyen a la paz social, las manifestaciones de diversos dirigentes, e incluso de organismos estatales, en las que se intenta vincular, caprichosa y peligrosamente, la labor periodística con un hecho delictivo unánimemente repudiado”.
Raúl Alfonsín tuvo un intento fallido de asesinato, parecido al que sufrió CFK, y no se le ocurrió culpar al periodismo ni al peronismo, entonces su oposición (destructiva, por cierto) por ese hecho aberrante. Después del histórico Juicio a las Juntas, Alfonsín vivía amenazado de muerte. El peronismo nunca lo ayudó, al contrario: lo hostigó con 17 paros generales. La izquierda, tampoco: decía que Alfonsín era “la derecha”. La verdadera derecha, mucho menos.
Alfonsín nunca se victimizó y su vida corría peligro en serio. Los genocidas tenían 40 años, no 90 como ahora.
40 años después una película argentina, favorita al Oscar 2023, cuenta aquel histórico momento. Se llama Argentina 1985 y la protagoniza Ricardo Darín.
Tarde o temprano la verdad se abre camino y las manipulaciones psicopáticas dejan de surtir efecto.
En la foto de portada: niños que fueron incentivados en Plaza de Mayo a escupir sobre imágenes de periodistas y figuras de los medios.
El lado b del poder
Corrupción, poder y mentiras
No hay nada más peronista que apoyar la red de corrupción K montada desde el propio Estado.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pero la impunidad de algunos les permite, incluso, desmentir una imagen.
En esta foto, Lázaro Báez le abre la puerta a Cristina Fernández del mausoleo napoleónico de Néstor Kirchner que él mismo construyó en el cementerio de Río Gallegos. Esta imagen desmiente la saga de mentiras en la que vive esta gente. Corrupción, poder y mentiras. Lázaro, ¡levántate y abre!
El matrimonio K creó un socio fuera del Estado: Lázaro Báez, que pasó de empleado muerto de hambre a multimillonario. Le pagaban sobre precios en la obra pública y después lavaban ese dinero robado con los hoteles.
No hay nada más peronista que apoyar la red de corrupción K montada desde el propio Estado. Cleptocracia en estado puro. Robarle a los que menos tienen en nombre de los que menos tienen.
¿Y la militancia K? ¿tendrá algo para decir? Me refiero a los que creen, no a los que cobran.
El lado b del poder
“Alberto Fernández y Cristina Kirchner son negadores seriales”
Laura Di Marco analizó las marchas piqueteras, las tensiones de poder entre Cristina y Alberto y, también, el dato de inflación de junio de 5,3%.
Estamos desgobernados por negadores seriales.
¿Qué es un negador? El término viene de la psicología, pero también se aplica a la política.
Un negador, en psicología, es el que no ve o no registra una realidad que para todo el mundo es obvia.
Hechos o datos que están frente a sus narices, pero que el negador no ve.
O no quiere ver.
Datos: el peor junio de los últimos 32 años. Inflación de junio: 5,3 por ciento. 36,2 por ciento de aumento de precios en el primer semestre. 64 por ciento de inflación de anual: de junio a junio.
Dólar blue récord, a $290. Riesgo país 2751 puntos. Protestas de piqueteros opositores y oficialistas, paritarias sin techo: la de los empleados del congreso fue de, casi, un 70 por ciento.
El campo, otra vez en pie de guerra. Los analistas pronostican un aumento de precios a fin de año del 90 por ciento.
Negacionismo es un término que se usa en política para aquellos que, por ejemplo, niegan crímenes de lesa humanidad, como el holocausto. O niegan el racismo o incluso que el hombre haya llegado a la luna.
¿Podría aplicarse para la mala praxis económica, como sería este caso? Una mala praxis que, como en 2001, se está llevando vidas o parejas o salud o conflictos familiares que no aparecen en las estadísticas. ¿Podrá aplicarse? Yo creo que sí.
Alimentos y bebidas es el capítulo más sensible del índice de inflación. En los súper hay racionamiento. Vos lo sabes. Pero la vocera no lo sabe. O lo sabe y lo niega.
La semana pasada el gobierno generó un nuevo cepo por la falta de dólares, pero los negadores seriales niegan que sea así. ¿El cepo al turismo será para cuidar las reservas o para castigar a la clase media que viaja y que, en general, no vota a este gobierno?
Otro negacionista y barrabrava, Aníbal Fernández, subió esta semana un escalón más. Ya no se trata de negar. Habló de magia. ¿Magia dijo o mafia?
El campo en pie de guerra. Asumió la nueva ministra Batakis y lo elogió como un gran generador de divisas, pero al día siguiente vinieron más restricciones a la exportación de maíz.
¿También creerá Cerruti, con su afán de protagonismo, que los piqueteros que se movilizaron hoy por el aumento de planes sociales y el salario básico universal están en una protesta política o realmente la gente en el conurbano no tiene para comer?
No hablo de los gerentes de la pobreza, hablo de las víctimas: las que no tienen para comer.
Se cumplieron dos años del escandaloso cumpleaños de Fabiola Yáñez y de la foto en Olivos que tanto lastimó a la sociedad argentina
Hablé con Pablo Musse, el papá de Solange, la chica que falleció de cáncer durante la cuarentena estricta, privada del acompañamiento de su familia, mientras el poder se nos reía en la cara. La causa en manos del juez Mirabeli y del fiscal Domínguez no está cerrada.
Hace un mes, Musse estuvo en el juzgado de Sandra Arroyo Salgado para hacer una denuncia por prevaricato –mala praxis- contra el juez Mirabeli y el fiscal Domínguez, que pretendieron cerrar con dinero la causa contra el presidente y su mujer.
La foto de Olivos mostró varias cosas, pero dos sobre todo mostró que nos gobierna una casta y que la mayoría de la sociedad cree que no hay justicia en la Argentina.
Por Laura Di Marco para LN+
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