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Desconfianza y paranoia: ¿se puede recuperar la confianza perdida?

El psicólogo especializado en vínculos Miguel Espeche se refirió a los aspectos fundamentales de la confianza y explicó por qué es un factor vital en todas las relaciones.

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El psicólogo especializado en vínculos Miguel Espeche se refirió a los aspectos fundamentales de la confianza y explicó por qué es un factor vital en todas las relaciones.

El ejercicio de la confianza es la piedra angular tanto de las relaciones sexoafectivas como de los vínculos familiares y las amistades. Es la base sobre la que se edifican los diversos tipos de vinculaciones que se pueden dar entre dos personas.

Sin ella, las posibilidades de mantener un nexo estrecho y sostenido en el tiempo se reducen considerablemente. La desconfianza mina los proyectos vinculares y, en un grado alto, puede llegar a dinamitarlos.

En diálogo con Laura Di Marco en Radio Mitre, el psicólogo Miguel Espeche sostuvo que en el caso de relaciones amorosas, es posible recuperar la confianza tras una infidelidad en determinadas circunstancias.

“Cuando no hay una especie de política existencial de ser infiel, mendaz o tener una doble vida, se puede. Cuando hay un tema afectivo, cuestiones bloqueadas o resentimientos. Allí la infidelidad aparece como un síntoma que va más allá del hecho en sí”, indicó.

En esa línea, el entrevistado destacó que esa pareja es capaz de evitar el naufragio cuando encara el problema de forma endogámica y logra “atravesar el dolor de la infidelidad pero no se dejan encandilar solamente por ese hecho”.

Miguel Espeche, autor de “Criar sin miedo”

Espeche apuntó que la confianza “es algo que se va construyendo y tiene que ver con acompañarse durante un período de vida suficientemente extenso como para entender cómo responde y tener una vivencia de comunión con el otro”.

“Desde ahí uno se entrega pero no se regala. Hay una confusión entre la entrega y el regalarse. La temeridad de aquel que se arroja hacia un amor románticamente y después se estrola contra el piso. Se confunde con la entrega, que es inteligente”, acotó.

Asimismo, el psicoterapeuta consignó que existe un error de percepción “al creer que el remedio contra la traición es la desconfianza”.

“El remedio es la perspicacia. El hecho de no confiar en nadie no te salva de la traición. Todo lo contrario, te parapeta y te deja morir de hambre afectiva. Si uno apunta al blindaje emocional y a militarizar los afectos viendo al otro como un enemigo, ahí se arman los problemas”, aseguró.

Por otra parte, Miguel Espeche vinculó la desconfianza con la paranoia al definir al desconfiado como “un paranoico que no todavía no se desplegó en toda su posibilidad”.

Al mismo tiempo, el especialista en vínculos remarcó la importancia de la confianza en uno mismo para entablar una vinculación sólida con el otro.

“Cuando confiamos en nosotros, también estamos hablando de confiar en otros porque no hay yo sin otro. Cuando uno siente que no vale, a veces se aferra a sustancias, personas o actividades debido a que no genera ni encuentra su propia fuente de vida. Las personas complacientes están siempre buscando que el otro los sostenga porque ellos no se dan cuenta que tienen su propia valía o energía vital”, enfatizó.

El autor de Criar sin miedo indicó que la confianza es un camino de “cercanía íntima que se va logrando con el tiempo” y recomendó “construir los vínculos con paciencia y sin engatuzarse con espejitos de colores”.

A modo de cierre, Espeche reflexionó acerca de la crisis de confianza que se apoderó de la sociedad argentina a raíz del círculo de fracasos cíclicos en el que se encuentra inmerso el país.

“Los espejos en los que queremos ver reflejada nuestra imagen siempre nos devuelven imágenes de horror, denigración y mezquindad. No quiere decir que esos espejos sean veraces porque tenemos muchísimas virtudes. En la medida que nos miramos solamente en las peores visiones de lo que somos y los fracasos políticos y económicos y demás, nuestra autoestima como país va a estar muy venida abajo”, concluyó.

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El ABC del libro más íntimo de Laura Di Marco.

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“Escribí este libro, que salió un publicado en un año electoral, porque sentía que podía ser un aporte. Me di cuenta de que tenía la posibilidad de contar historias, empoderar a otras mujeres y entendí que empezaba a ser un puente”, Laura Di Marco.

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5 formas de organizar la casa y evitar la acumulación de objetos

La organizadora profesional Brenda Haines explicó por qué las personas acumulan ropa y objetos que ya no usan y compartió algunos consejos para tener la casa en orden y aprovechar mejor los espacios.

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El apego a las cosas materiales puede convertirse en un problema serio a la hora de gestionar el orden de un hogar. De hecho, la acumulación llevada al extremo deja de ser una peculiaridad y transmuta en un trastorno compulsivo.

¿Por qué algunas personas tienen la imperiosa necesidad de guardar prendas y objetos que alguna vez tuvieron un propósito pero que ya no lo tienen?

En diálogo con Laura Di Marco, la organizadora profesional Brenda Haines evaluó que la culpa, la lástima y la pena juegan un papel fundamental a la hora de acumular cosas.

“Ponemos todos esos sentimientos en un objeto que quizás no tiene absolutamente nada que ver con nosotros. Son cuestiones nuestras. No poder desprendernos de las cosas asociado a no poder dejar pasar el tiempo. A que nos cuesta crecer y ver que nuestra vida cambió. Lo que era quizás hoy ya no es. Nos cuesta cambiar y dejar el pasado atrás”, enfatizó Haines en Radio Mitre.

Según la especialista, para evitar la acumulación excesiva de bienes obsoletos, la casa debe ordenarse y organizarse todos los días y “no es algo que uno lo hace una vez cada tanto”.

“A las cosas hay que asignarles un lugar y que siempre vuelvan a esa mismo lugar. Cuando las cosas no tienen un lugar asignado, uno las guarda en el primer lugar que encuentra, donde queda un hueco vacío. “Si no encontrás nada cuando ordenas, es porque no ordenaste nada”, indicó la gurú del orden.

Desde su punto de vista, el orden es casi una rama de la filosofía, “una manera de vivir” que consiste en organizar los espacios con el objetivo de transitar una vida más plena.

“Nos da mucha seguridad vivir en un espacio ordenado y organizado. Saber que cuando vamos a buscar algo, va a estar ahí donde creemos que va a estar. No tenemos que perder tiempo buscando nada ni volviéndolo a comprar porque no lo encontramos”, razonó Brenda Haines.

Bajo su perspectiva, una casa ordenada, limpia y organizada “nos genera mucha paz, seguridad, tranquilidad y ganas de estar allí”.

Tips de Brenda Haines para mantener el hogar en orden.

Darle salida a las cosas que no se utilizan: “Sacar todo aquello que no usamos y que no nos representa hoy. Acumulando y guardando es una manera de aferrarnos a no querer que pase el tiempo”.

Ponerse plazos: “Si hay ropa que tenemos guardada hace años porque esperamos volver a tener el cuerpo de los 20, hay que dejarlo pasar. Se deja un tiempo. Si pasan dos años y la prenda sigue ahí, es hora de eliminarlo”.

El placard primero: “Tenemos que empezar siempre por organizar nuestro propio placard. Todos los días nos tenemos que vestir y es lindo encontrarlo ordenado y organizado para poder vestirnos como queremos y no con lo que encontramos. A partir de ahí, continuamos con el resto de los espacios de la casa”.

Una cama tendida armoniza el cuarto: “Hacer la cama de alguna forma ordena la habitación. Es importante hacerla todos los días porque nos genera una cuestión de orden. Al tenderla, no nos queda otra que sacar las cosas que están sobre ella. Es muy importante para arrancar el día”.

Empezar y terminar: “Cuando empezamos a ordenar algo, terminarlo. No empezar a ordenar un cajón y dejarlo por la mitad para ir por otra cosa y así sucesivamente. Al final, no ordenamos nada cuando hacemos eso”.

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Sociopatía y poder: cómo reconocer a un sociópata en un puesto de autoridad

El doctor en Ciencias de la Comunicación Sergio Rulicki explicó cuáles son los rasgos psíquicos y físicos que hacen a un sociópata y por qué muchas veces forman parte de las esferas más altas del poder.

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No son pocas las ocasiones en las que se vuelve aplicable esa vieja máxima instalada en el refranero popular: las apariencias engañan.

Incluso, existen especialistas que dedican su tiempo a desentrañar esas incompatibilidades que a simple vista no se aprecian.

Uno de ellos es el doctor en Ciencias de la Comunicación y experto en el estudio de la comunicación no verbal Sergio Rulicki.

En Radio Mitre, Rulicki adaptó su teoría y conocimiento académico a intentar retratar las personalidades narcisistas, egocéntricas o megalómanas.

“Si hablamos del ego como egocentrismo, egotismo, adoración por si mismo y megalomanía incluso, todo eso está asociado al trastorno narcista y a la sociopatía. Algunas personas pueden llegar a un grado de soberbia y desconexión con la realidad absoluta”, señaló.

En esa línea, el entrevistado caracterizó al sociópata como una persona a la que “no le alcanza con ser un arrogante o un soberbio sino que se entra en la categoría arrogancia nivel Dios”.

“Es un trastorno de que una persona pueda llegar a creerse compartiendo los atributos de la divinidad. Puede estar oculto detrás de una persona aparentemente feliz”, apuntó Sergio Rulicki.

Asimismo, el licenciado en Ciencias Antropológicas aventuró que el sociópata “es capaz de llegar de manera integrada a algún lugar alto en la sociedad y, desde ese lugar elevado, es capaz de hacer cosas que causa muchísimo daño a cientos de miles de personas”.

Ya sea ocupar un alto cargo en una empresa privada o presidir un país, la sociopatía atraviesa los mas altos escalafones del poder.

“Es una cultura y una tradición muy antigua. Tiene raíces biológicas ya que las especies de primates somos muy jerarquizadas. Cuando pasamos de ser sociedades paleolíticas, cazadoras, recolectoras y nómadas a sociedades sedentarias, agrícolas y ganaderas, las personas con mayor capacidad para correrse del lugar de la comunidad fueron aquellas que tuvieron mayor capacidad de encaramarse en el poder. Eso no ha cambiado en 10.000 años”, explicó Rulicki.

A modo de cierre, el académico indicó los gestos que delatan una personalidad narcisista son, por ejemplo, “las sonrisas asimétricas, de costado o burlonas sumadas a una mirada extrovertida, fría, con brillo y fija hacia un lugar que uno no sabe cuál es”.

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