Columna LN
Laura Di Marco: “El nuevo Zelig de Cristina Kirchner”
Cristina, que es una gran jugadora del misterio, mantiene la indefinición propósito, porque en cuanto ponga el dedo en alguno pierde centralidad. Y lo que ella más quiere es, justamente, que la miren. Como dijo Luis D’Elía: narcisimo puro.

El análisis de Laura Di Marco en La Trama, el programa que conduce en LN+
PARA LA NACION

Te voy a mostrar dos fotos que, en gran parte, explican la semana política. La primera es de hoy: Sergio Massa y Wado de Pedro, los dos ministros que podrían integrar la fórmula presidencial bendecida por Cristina Kirchner, que por ahora no bendijo a nadie.
Cristina, que es una gran jugadora del misterio, mantiene la indefinición propósito, porque en cuanto ponga el dedo en alguno pierde centralidad. Y lo que ella más quiere es, justamente, que la miren. Como dijo Luis D’Elía: narcisimo puro.
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¿Qué están haciendo aquí Wado y Massa? Están en Mercedes, el territorio de Wado, inaugurando un tren turístico Mercedes-Tomás Jofré, junto a otro camporista de la primera hora: Juani Ustarroz, intendente de Mercedes y hermano de crianza de Wado, aunque en verdad es el primo.
El que iba a meter presos a los ñoquis de La Cámpora. El que le dijo a Jorge Rial que nunca jamás volvería al kirchnerismo porque era una “etapa terminada” ahora está de nuevo allí, subido al tren de La Cámpora. No sólo está subido al tren de La Cámpora, sino que este domingo por la noche partirá a China, con el máximo ñoqui de La Cámpora: Máximo Kirchner. No partirán en un tren, obviamente, sino en el flamante avión presidencia, crema del cielo, el de los 25 palitos, que Massa y Máximo van a estrenar antes que el propio Presidente. Es el avión que esta semana se hizo famoso por una maniobra de aterrizaje que muchos expertos calificaron de cachivache.
Massa tiene en vista otro viaje clave: el domingo 11 de junio viaja a Washington. Allí, como en China, también va a mendigar dólares a ver si llega al “Plan llegar” antes de las PASO.
Pero volvamos al tren porque hay una historia de Massa que seguramente no conocés. Es de finales de los 90 y que fue el origen de este Massa que ves hoy: una de las cartas fuertes del Frente de Todos. El “viejo traidor”, así le decía, que Cristina tuvo que perdonar porque no le quedó otra. Massa o su mujer Malena. Algunos hablan también de la fórmula Wado de Pedro-Malena Galmarini, que sería Massa, como matrimonio del poder que son.
Máximo Kirchner es una colina importantísima para Massa y fue que, después de aquella amenaza de meter presos a quienes hoy son sus principales aliados, Massa pudo volver al kirchnerismo.
Hoy Massa dijo una frase sorprendente: “Podemos tener un lugar o el otro. No tenemos preocupación por cuál es el lugar que nos toca, sino por cuál es la Argentina que construimos”. ¿De verdad Wado de Pedro y Massa tienen en la cabeza la misma Argentina?
Vamos a echar una vista a la zigzagueante biografía de este verdadero Zelig de la política, en manos de quien hoy está el kirchnerismo después de 20 años de existencia.
En los ‘90 revistaba en la Ucedé, un partido de la derecha liberal. A los 19 años tenía un jefe. Se llamaba Carlos Maslatón, el actual libertario panelista de C5N que ahora se volvió fan de Cristina. En 1999 fue diputado provincial por el peronismo. En 2002, Duhalde lo colocó en la Ansés, una caja clave para su vida política y personal. En 2003, fue electo intendente de Tigre. En 2008, fue jefe de gabinete de Cristina. En 2009, intendente de Tigre nuevamente. En 2013 se va del kirchnerismo y se empieza a acercar a Macri. Es electo diputado nacional. En 2015, es candidato a presidente, enfrentado ferozmente a Cristina. Se transforma en uno de sus grandes opositores y divide al peronismo provocándole una dura derrota. En 2107 es candidato a senador, aliado de Macri. En 2019 se hace nuevamente kirchnerista y es elegido presidente de la Cámara de Diputados. En 2022 es electo ministro de Economía.
Agarra la famosa “papa caliente”. Su obsesión con ser presidente sigue intacta.
Zelig es una comedia muy divertida de Woody Allen, que ubica la historia en 1920 cuando un hombre empieza a padecer un extraño síndrome: aparece en distintos lugares mimetizado con su entorno. O mimetizado con su interlocutor. Ese hombre es Leonard Zelig (Woody Allen), que tiene la capacidad sobrenatural de cambiar su apariencia adaptándose al medio en el que se mueve. Digamos: un camaleón.
Eso hizo Massa en 2015 con el famoso “TAJAÏ”, ¿te acordás? Como si no existiera la interconexión de las redes, la campaña de Massa en 2015 incluyó spots en distintas tonadas, según el público o la provincia a la que iba dirigido. Los imitadores se hicieron un festival.
El acto del 25 de mayo, con Cristina como lideresa, dejó una foto confusa, con múltiples interpretaciones.
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Algunas gargantas profundas del Instituto Patria afirman que la candidatura presidencial de Massa está complicada y que el verdadero candidato a presidente va a ser el niño mimado de Cristina, Axel Kicillof.
Audaz, como es, Massa echó la rodar la versión de que Washington ve con buenos ojos su candidatura presidencial. Incomprobable. ¿Quién va a confirmarlo? Y sobre todo: ¿quién va a desmentirlo?
Anotá este nombre: Gustavo Martínez Pandiani. Funcionario de la Cancillería, es el hombre que lo conecta a Massa con el establishment político norteamericando, sobre todo con el sector republicano. Esa sí que es lo que aquí llamaríamos la derecha.
Decime qué tiene que ver esto con Wado de Pedro o con Máximo Kirchner. Te llevo a 1998. Massa tiene 26 años. Es un joven ambicioso y viaja en un tren. En otro tren. No es cualquier tren. Es vocero de Palito de Ortega, que integra la fórmula presidencial del peronismo, junto con Eduardo Duhalde. Ese tren bizarro cruza de Ushuaia a La Quiaca. Se llama “el tren de la Esperanza y la Victoria”. Es plena campaña electoral. Ese joven ambicioso, pero ignoto, picotea la cabeza del caudillo bonaerense aprovechando las horas muertas de la travesía. “Yo quiero ganar Tigre”, le dice al oído.
Con un barón eterno como Ricardo Ubieto, Tigre siempre había sido imposible para el peronismo. Para sacárselo de encima, Duhalde le responde: “Bueno pibe júntame las cabezas de todo el peronismo de Tigre y después hablamos”.
Unos años más tarde, aquella relación con Duhalde, construida arriba de aquel tren remoto, finalmente rendiría sus frutos. Con apenas 30 años, en 2002, Massa recibe una de las cajas más grandes de la política: la Anses.
En 2019, Massa estuvo a punto de integrar Cambiemos.
Poliamoroso flexible, políticamente hablando, coqueteaba al mismo tiempo con María Eugenia Vidal y Máximo Kirchner. Y en sus ratos libres, con Margarita Stolbizer.
A mediados de aquel año, en plena crisis recesiva, Macri se convenció de que debía incorporar a Massa a su esquema de poder, si quería tener chances electorales. María Eugenia Vidal sería la candidata a gobernadora de ambos, de Macri y de Massa y, lo más importante, el peronismo permanecía dividido. Pero, en el medio, sucedió lo inesperado. O lo esperado, según se mire.
Massa desapareció durante 48 horas de todos los chats cambiemitas. Macri empezó a temer una traición. No se equivocó. A los dos días, Massa reapareció blanqueando su romance político con Máximo Kirchner, con quien se venía reuniendo, en secreto, desde hacía tres años.
El fruto de ese vínculo es la foto de vimos este jueves, en el acto del 25 de Mayo. ¿Massa aprendió de su ahora nueva jefa política?
Durante el acto del jueves en la Plaza de Mayo, Cristina, que fue muy menemista en los ‘90 junto a Néstor Kirchner, destruyó el modelo del riojano en un discurso solo dirigido a sus fieles. Pero en 1994 decía exactamente lo contrario.
Massa y Máximo empezaron a reunirse secretamente en el primer semestre de 2016, en la quinta de Wado de Pedro, en Mercedes. ¿Viste? La historia es circular. Y como diría Cristina: todo tiene que ver con todo.
Massa fue haciendo su trabajo sobre la cabeza de Máximo hasta que, a fines de 2019, el hijo logra ablandar a la madre.
La reconciliación con el viejo traidor fue en su oficina del Senado.
Massa se lleva este domingo a Máximo Kirchner a China. Tiene 28 horas de avión en el crema del cielo para picotearle la cabeza, como hace 25 años hizo con Duhalde. Imaginate. ¿Qué busca? Si tiene emocional y políticamente al hijo, tiene a la madre.
Zelig-Massa es un jugador audaz.
Columna LN
Laura Di Marco: “Cristina, partera de Milei”

El editorial de Laura Di Marco en La trama del poder, por LN+
16 de septiembre de 2023 21:41
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Avos que te gusta Javier Milei. O a vos, que te da miedo Milei, te pregunto: ¿Quién lo incubó? ¿Los medios, como dicen los kirchneristas? No.
A Milei lo incubó, lo engendró, lo parió Cristina Kirchner. Aquí, su partera, con la asistencia de Sergio Massa, el enfermero. ¿Te parece exagerado lo que digo? Arranquemos por el principio.
Con un tuit, en 2019 Cristina eligió a Alberto Fernández como candidato a presidente de la Argentina. Y aunque hoy se haya borrado del mapa frente al desastre que provocó, difícilmente le salga gratis.
Su criatura no le funcionó y, después de varios intentos fallidos, acudió a otra creación, Sergio Massa. Te lo cuento en números de Massa, que, en cualquier país normal, no podría ser siquiera concejal en Pehuajó. Desde que Massa es ministro de Economía llevó la inflación del 78,5% al 124%.
En agosto clavó un 12,4% de inflación. 80% acumulada en lo que va del año. En alimentos, trepa al 400%. Hoy estamos igual que hace 32 años, en los albores de la hiperinflación que tuvo Carlos Menem, poco antes de estabilizar la economía con la convertibilidad de Domingo Cavallo.
El 57% de la población vive con menos de 209 dólares por mes. Esto significa que, si lo calculamos al dólar blue, seis de cada diez argentinos vive con menos de 140 mil pesos por mes. Ni qué hablar si hacemos el cálculo al dólar oficial.
Tenemos la segunda inflación más alta del mundo, después de Venezuela, mientras nuestros vecinos de América del Sur no conocen el fenómeno. En una palabra: a diferencia del siglo XX, la inflación en la región es un fenómeno puramente kirchnerista.
¿Te das cuenta por qué Cristina es la partera de Milei y no los medios, los grupos concentrados, el imperio o la sarasa? Cuatro de cada seis argentinos están caídos del sistema.
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¿Acaso no es lógico que este caos al que nos han llevado 20 años de centralidad kirchnerista en 40 años de democracia haya engendrado a un candidato que algunos llaman antisistema?
La semana pasada visitó la Argentina el periodista norteamericano Tucker Carlson para hacerle una entrevista a Milei. Lo trajo la gente de Milei (su candidato a jefe de Gobierno porteño, Ramiro Marra).
Fueron a comer a un restorán en Puerto Madero, eran seis personas en total y gastaron 75 mil pesos. Uno de los asesores de Milei le puso 100 dólares sobre la mesa, al lado de la cuenta.
-Este almuerzo vale casi 100 dólares, le dijeron. Prácticamente lo que cobra por mes un jubilado en la Argentina. Y el mes que viene, este almuerzo va a valer un 10 % por más.
Carlson se quedó mudo y preguntó: ¿cómo se puede vivir así? Después pidió ir a una “cueva” y se filmó con una montaña de pesos que le dieron a cambio de dólares.
A Carlson le explicaron que no solo en las villas la moneda dejó de existir y que se acude al trueque. Por los precios astronómicos de la ropa, la clase media también inventó su propio sistema de intercambio en ferias donde se hace un trueque de ropa de marca.
¿Te das cuenta por qué Cristina es la partera de Milei? Pero a Massa, que es muy creativo, se le ocurrió el plan platita, que tiene un costo, según Di Pace, de 3 billones de pesos.
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La quita de ganancias beneficia a los que ganan menos de 1.770.000 pesos brutos. Un 15 por ciento de los 6 millones de trabajadores registrados.
¿Sabés cuantos quedaron afuera? Apenas 80 mil gerentes y puestos cargos jerárquicos. Apenas 80 mil de 6 millones que ganan más de 1.700.000. Así han destruido este país.
Mauricio Macri estuvo esta semana en LN+ y apoyó a Patricia Bullrich pero, además, habló de un sistema prebendario, mafioso, difícil de desmonta. Lo dijo así:
A través de más de 70 años el peronismo se fue configurando una Argentina corporativa. ¿Qué significa? Que cada sector defiende lo suyo y, muy a menudo, de una manera mafiosa. A través de la matriz mafiosa defiende sus privilegios.
El kirchnerismo llevó ese sistema corporativo a su máxima expresión. Ese sistema prebendario, de sindicalistas ricos y trabajadores pobres; de empresarios prebendario, de jueces entongados con los empresarios prebendarios, es el que traba sistemáticamente las reformas que la Argentina necesita para despegar.
Quiero llevarte a los años 80. La burocracia sindical le hizo a Raúl Alfonsín 13 paros generales, íbamos camino a un híper. En esos años Israel, que hoy es una potencia en medio de una guerra, estaba igual que nosotros. Con 500% de inflación anual. Salió con un plan de reformas.
El gobierno de Alfonsín propuso sus propias reformas, resumidas en un plan que llamó Primavera. Mirá cómo le respondieron los verdaderos dueños del poder permanente.
Esta semana, Massa, el enfermero de este parto, fue encarado por un jubilado. Una víctima. La pasó mal.
Columna LN
Milei y Tucker Carlson, los nuevos gurúes de la derecha

13 de septiembre de 202317:23

PARA LA NACION
Tucker Carlson, el polémico periodista norteamericano que viajó a la Argentina para entrevistar a Milei, cenó con cinco personas en un restaurante de Puerto Madero el último miércoles y se encontró con una cuenta de 75.000 pesos. “Casi 100 dólares; prácticamente lo que cobra por mes un jubilado –le informó uno de los asesores del libertario que lo acompañaban–. Y el mes que viene, esto mismo va a valer un 10% más”. El norteamericano quedó aturdido. Y solo cuando se recuperó preguntó lo obvio. ¿Cómo se puede vivir así? Luego pidió visitar una “cueva” para entender algo más sobre la lógica de un país ilógico. Un país destrozado, con casi el 40 por ciento de sus ciudadanos fuera del sistema, que lógicamente incubó a un candidato antisistema.
Los mileístas que lo guiaron en sus dos frenéticos días en la Argentina le explicaron algunos secretos poco analizados del fenómeno Milei. Un sector importante de la Argentina trabaja y vive en negro, no está bancarizado, acude al trueque o al canje. Pero este mundo paralelo o antisistema, podríamos decir, no sucede solo en la villa 31, donde el trueque, en las ferias, es moneda corriente. No. Sucede en la pujante clase media, ahora venida a menos. Desde hace un par de años, y por los precios astronómicos de la ropa nueva, surgieron ferias alternativas, puntos de intercambio de ropa de marca, adonde acude la clase media para dejar sus prendas (que obtuvo cuando aún podía darse el lujo de comprar ropa de marca) y las deja en consignación. También puede intercambiarlas por dinero o por una suerte de cupo para llevarse otras prendas, también usadas, pero en buen estado.
En una palabra: la clase media también reinventó su propio sistema de supervivencia tratando de mantener, como puede, un nivel de vida que cada vez le cuesta más sostener. Un fenómeno difícil de percibir para quienes aún tienen mucho para perder. “Lo de las ferias de la clase media suena lógico –afirma Fernando Cerimedo, estratega comunicacional de La Libertad Avanza–. Un pantalón en un shopping te sale 80.000 pesos, por eso los centros comerciales están vacíos. La gente común no vota a Milei porque es de derecha. La cuestión no es ideológica. La gente lo vota porque va al súper y no puede comprar un bife de chorizo y luego ven en la tele a un candidato que grita eso que le pasa. La gente razona: este siente lo mismo que yo”.
Entre otros emprendimientos, Cerimedo es dueño de La Derecha Diario, un periódico en espejo con La Izquierda Diario. Figura como uno de los principales aportantes en la campaña de La Libertad Avanza, tal como publicó recientemente la nacion. Antes, había sido consultor de Patricia Bullrich hasta que, según su versión, se apartó de la candidata de Juntos por el Cambio porque no definió “halconizarse” lo suficiente y a tiempo. Milei le terminó arrebatando la idea de cambio radical y Patricia debió conformarse con encarnar la idea de “orden” y “coraje”. ¿Le resultará suficiente? Cerimedo también había asesorado al candidato derechista Franco Parisi en las últimas elecciones chilenas, donde las coaliciones tradicionales quedaron rezagadas frente al avance de postulantes antisistema por derecha y por izquierda. Parisi hizo toda su campaña en forma virtual, nunca puso un pie en Chile y quedó tercero. ¿Por qué? Por la misma razón que Milei e, incluso, que Boric, el triunfador de esa contienda. Resultó que el jefe del Estado chileno es un presidente que encarna a la izquierda, sí, pero a una izquierda muy diferente de la clásica latinoamericana. Todo lo clásico parece estar muriendo. Parisi tuvo éxito en su campaña por internet desde Estados Unidos justamente porque se opone a lo tradicional.
Pero ¿cómo fue que Carlson se interesó por un libertario del fin del mundo? El nexo con el mundo mileísta fue el actor mexicano y activista de derecha Eduardo Verástegui, un fervoroso militante contra el aborto y flamante candidato a presidente recientemente inscripto en el país azteca.
Con más de 10 millones de seguidores en la plataforma X (ex-Twitter), a través de la cual difunde sus entrevistas con líderes de perfil internacional –la última con Donald Trump logró una audiencia de 300 millones de personas–, el tour argento de Carlson le sirvió de insumo para el mano a mano de una hora cuarenta con Milei.
La entrevista fue grabada en una locación alquilada especialmente para la ocasión. En 2021, la revista Time había destacado a Carlson como “el conservador más poderoso del país”, mientras se revelaba como un aliado crucial de Trump.
Pero ¿hablamos de liberalismo o de conservadurismo? Los nuevos líderes de la derecha o la ultraderecha son muy distintos entre sí, en una gama que va desde posiciones muy conservadoras, como la militancia en contra de la interrupción voluntaria del embarazo, hasta posturas ultraliberales, como la propuesta de crear un mercado de compraventa de órganos humanos. Así, el chileno Juan Antonio Kast se perfila mucho más conservador que Milei; Bolsonaro integró la “casta” política brasileña durante años, con sucesivos cargos en el sistema carioca, y Trump es un exótico megamillonario mediático desde hace décadas. Todos son parecidos, pero también muy diferentes.
Carlson se negó a grabar la entrevista en inglés, aunque Milei se lo propuso: quiso sentir la intensidad del candidato en su lenguaje original, así que optó por contratar a un buen intérprete. El norteamericano, que fue la cara de Fox News desde 2016 hasta este año (la cadena lo apartó de su staff por difundir noticias sobre un supuesto fraude en las elecciones estadounidenses de 2020), caminó las calles porteñas, habló con la gente que encontró a su paso y también entrevistó a Diana Mondino. Según los asesores de Milei, las preguntas no se acordaron previamente. Una frase del libertario impactó especialmente en el showman norteamericano. “Digo lo que pienso y hago lo que digo”. Aunque es verdad, también, que Milei fue moderando sus opiniones en sus declaraciones post-PASO, del mismo modo que Trump nunca erigió el muro con México que había prometido en campaña.
En la larga previa a la grabación, el líder de LLA le prometió a su entrevistador que, una vez que logre el “gran cambio” en la Argentina, se irá a su casa. Dejó entrever que no está allí por la plata sino por el bronce, aunque, claro, no lo dijo en esos términos, pero esa fue la idea. Una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre, es su eslogan estrella. Tal fue el impacto del anuncio del mano a mano Milei-Carlson que, hasta Elon Musk, el megamillonario dueño de X, había elogiado inicialmente con un tuit en su propia plataforma, aunque después pareció arrepentirse y lo borró. Milei se apropió de lo que visualizó como un apoyo de Musk y subió la apuesta: “¡Ambos (Carlson y Musk) son más que bienvenidos a venir a la Argentina el próximo año si tenemos éxito!”.
Ni el propio Milei esperaba la performance que tuvo el 13 de agosto. “Y ahora es un bilardista, tampoco da por ganada la elección”, afirman cerca de él. La noche anterior a las PASO, en una cena con los más cercanos, nadie creía realmente que Milei pudiera rozar siquiera el 30%. La novedad es que la derecha salió del clóset. No solo no se oculta la filiación, sino que además hay una reconfiguración de su significado. Tanto, que sus mentores tildan de “demagogos” a quienes se definen en el “centro”. El centro no existe, diagnostican: o sos de izquierda o sos de derecha.
La llave parece estar en los caídos del sistema, que eligieron saltar al vacío esperando que el paracaídas funcione. ¿Y si no? Nadie lo sabe.
Columna LN
Javier Milei: por qué arrasa, ¿genio o loco?

30 de agosto de 202317:25

En la cocina comedor de su casa, en el barrio privado Valle Claro, de Benavídez, Javier Milei tiene una heladera especial destinada a acopiar latas del energizante Monster, una bebida común entre los jóvenes, sus votantes. Mango Loco es su sabor preferido. “Voy a pedir que me auspicien”, suele decir, en broma.
Jóvenes y pobres –los excluidos del sistema– fueron quienes definieron el resultado de las últimas primarias. ¿Definieron el resultado o se vengaron de quienes perciben como sus victimarios? Digamos todo: la Argentina es un yacimiento de liderazgos exóticos. De hecho, Milei genera tanta atracción en la prensa del exterior como, en su momento, generaban Cristina Kirchner y sus hijos políticos, La Cámpora. La “mileimanía”, ensaya el consultor Federico González, es una experiencia más religiosa que política. Y un producto típico del siglo XXI.
Se trata de un fenómeno inasible para quienes pretendan capturarlo con ojos del siglo XX. Primero porque es emocional, no racional. No importa lo que Milei diga; sus fans no lo escuchan. Podríamos decir que lo sienten. ¿Y qué sienten? “No lo votan por liberal o por ser de derecha, sino porque grita”, aporta Jaime Durán Barba, acaso el analista que mejor supo captar la crisis de representación política y la moda de los outsiders en las democracias occidentales.
Por eso los casilleros clásicos de la política, como izquierda o derecha, tropiezan con esa enorme dificultad: la habilidad de poder leerlo a la luz de un mundo que ha cambiado de un modo radical, a caballo de la revolución tecnológica.
Como afirmaba Natalio Botana en una entrevista reciente con La Nación: “Si uno revisa la historia de la Revolución Industrial ve que, cuando se producen estos impactos tecnológicos, siempre hay desajustes muy profundos en el plano social. Eso es lo que vieron en la primera revolución industrial los primeros pensadores socialistas y liberales; lo que vio un John Stuart Mill y lo que vio un Karl Marx”. Marx afirmaba que cuando una sociedad cambia su modo de producir bienes también cambian las formas de la política.
Primer desacople. Mientras Milei produce miedo y preocupación en el círculo rojo –ese mix de factores de poder y élites ultrainformadas–, entre sus votantes “comunes”, por decirlo de algún modo, solo genera esperanza. La información surge de los focus groups realizados luego de las primarias. El libertario es el vehículo más apto que han encontrado los excluidos y un sector de las clases medias, con altos niveles de hartazgo en sangre, para desmontar el armazón de la Argentina corporativa que configuró el propio peronismo. Sus fans, claro, no la llaman así, aunque sí sienten sus efectos.
Vamos a un focus group realizado en Córdoba, la provincia que le dio el triunfo a Macri en 2015. Una chica de 26 años, madre de una nena de 10, explica su voto al libertario: “Trabajo en blanco, estudié y me recibí aun siendo madre adolescente y no puedo siquiera soñar con comprarme una casa. Mientras, veo cómo les regalan terrenos a los que no trabajan. Terrenos que, encima, termino pagando con mis impuestos y a los que no puedo acceder por tener un trabajo formal”. La Argentina necesita un cambio de raíz, dice. Lo que terminó de convencer a esta joven mamá de clase media baja fue el crimen de Morena, en Lanús.
Está claro que el peronismo perdió, hace rato, el monopolio de la representación política de los sectores populares, pero lo verdaderamente anacrónico es el análisis que hace el propio kirchnerismo sobre la mileimanía, un fenómeno que claramente ayudó a incubar. Para los “hijos” de Cristina, en cambio, Milei es una avanzada “antiderechos” creada por los “medios hegemónicos”. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
El propio Milei describió en el Council de las Américas a los enemigos de su batalla cultural (y los de sus votantes): empresarios prebendarios, políticos de la “casta” que viven de la teta del Estado y que regalan lo que no es de ellos, medios de comunicación tradicionales, burocracia sindical e intelectuales a los que definió como “operadores del poder”. El rechazo mileísta pareciera abarcar a todo aquello que configuró la cultura política del siglo XX.
Milei está obsesionado con la muerte. Es un temor que lo persigue desde siempre. Tal vez por eso explora la posibilidad de la inmortalidad física. Uno de sus libros de cabecera, apoyado sobre la mesa del living de su chalet de dos plantas, es La muerte de la muerte, de José Luis Cordeiro y David Wood. En su portada, los autores se preguntan: ¿será la muerte, en apenas unas décadas, algo opcional?
¿Expresa el libertario la muerte de un sistema o solo estamos ante una anomalía, un paréntesis fruto de la profunda crisis que atravesamos? Meses atrás, el líder de un grupo empresario invitó al libertario a sus oficinas para conocer sus ideas. Quería saber, por ejemplo, cómo pensaba resolver el problema de los piquetes en CABA. “Eso es muy fácil”, soltó Milei. Pero ¿cómo?, insistió el empresario. Y la respuesta que obtuvo lo dejó atónito: “Con la Policía de la Ciudad, claramente no –subrayó Milei–. Pero ya hablé con la CIA y el Mossad; ellos lo van a resolver”.
El coqueteo con Massa y sus empresarios amigos ¿es real? Lo comprobable es que hay candidatos massistas en las listas de La Libertad Avanza. De hecho, no sería la primera vez que el peronismo financia armados para dañar al “enemigo” que luego se le terminan yendo de las manos.
Pero más que a Massa habría que mirar a Macri, si Milei llegara a salir victorioso. De eso, gran parte de los radicales y los “lilitos”, que hoy apoyan a Patricia Bullrich, están completamente seguros.
Los que fuman debajo del agua observan un detalle en la escena argentina que, para muchos, resulta inquietante. Los bonos soberanos de largo plazo están en alza. “Es decir que alguien está viendo algo bueno”, tercia un empresario que estuvo presente en la última reunión del Council de las Américas. Lo “bueno” podría ser que los tres principales candidatos presidenciales son promercado. Y que ninguno de ellos tiene dudas acerca del capitalismo.
Pero en el círculo rojo económico van más allá. En esas aguas circula otra versión: el factor Macri, detrás de Milei. El rol de “contención al disparate” que podría ejercitar el expresidente sobre el líder libertario, si finalmente gana. Una contención similar a la que ejerció el Partido Republicano sobre el incontrolable Donald Trump, con chances de volver al poder.
Afirma un importante dirigente radical: “A Macri no le disgustaría para nada que gane Milei y, seguramente si eso sucede, una parte de Pro se iría con él para sostenerlo. Eso sí: Juntos por el Cambio explotaría por el aire”. En este esquema, analiza, una parte de la coalición opositora se iría con el libertario y la otra, con Horacio Rodríguez Larreta y Sergio Massa. Una eventual derrota también partiría al radicalismo. Un panorama a futuro, que pone en valor la histórica afinidad entre el ministro de Economía y Gerardo Morales.
En plena campaña, un periodista que entrevistaba al libertario se atrevió a preguntarle: “Dicen que estás loco, ¿es cierto?”. Milei, al que le suele saltar la térmica cuando una pregunta no le gusta, esta vez recogió el guante: “La diferencia entre un genio y un loco es el éxito”.
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